Una carta de amor al cine clásico y a la magia de los cuentos góticos.

- Título: Bye Sweet Carole
- Desarrollador: Little Sewing Machine
- Editor: Maximum Entertainment
- Distribuidor: Meridiem
- Plataformas: PC, PlayStation 5, Xbox Series, Nintendo Switch
- Fecha de salida: 9 de octubre de 2025
- Jugadores: 1
- Idioma: Voces en inglés, textos en español
- Cómpralo: Edición física y digital
El estudio Little Sewing Machine fundado por Chris Darril, conocido por su aclamada saga Remothered, nos traen con una propuesta que, sin abandonar su toque oscuro, se atreve a contarlo de otro modo. Bye Sweet Carole es una fábula macabra que combina lo mejor de los cuentos clásicos con el desasosiego del terror psicológico. Y lo hace con un estilo visual tan bello que resulta perturbador.
Historia

Tras la muerte de su madre y acompañada únicamente por su viejo peluche, que acabará olvidando, la joven Lana Benton es llevada al orfanato Bunny Hall, un lugar tan frío como sus matronas, obsesionadas con preparar a las niñas “para ser esposas obedientes y fértiles”. En medio de ese ambiente opresivo y compañeras que le hacen la vida imposible, Lana encuentra un rayo de esperanza en su amiga Carole, hasta que un día ella desaparece… y con ella, la esperanza.
El juego nos envuelve con una introducción narrada como si fuese un cuento, donde descubrimos los orígenes de la protagonista antes de que despierte en un misterioso jardín lleno de animales parlantes. Bajo la promesa de recuperar una carta escrita por Carole, el jugador aprende los movimientos básicos y empieza a entender que este mundo tan encantador como retorcido, guarda secretos mucho más oscuros de lo que parece.
El guion sabe jugar con el simbolismo, los paralelismos entre mundos y la melancolía infantil. A ratos recuerda a Alicia en el País de las Maravillas, pero con la siniestra sensibilidad de Coraline o incluso de Remothered. Y es que Bye Sweet Carole no es un simple juego de terror, sino un relato de pérdida, búsqueda y transformación.
Jugabilidad
El título combina la exploración en 2D con mecánicas de sigilo, plataformas y resolución de puzles. Lo hace con una estructura de aventura clásica, donde cada acción y cada objeto tienen su propósito.
Desde el primer instante, Lana puede correr, empujar objetos para alcanzar repisas o accionar mecanismos, dar patadas para mover cosas o incluso mantener el equilibrio durante pasarelas mediante QTEs (eventos con botones rápidos). Hay secuencias donde deberemos pulsar combinaciones precisas para liberarnos de enemigos o mantener la respiración para no ser detectados, añadiendo un punto de tensión que recuerda a otros juegos como Clock Tower o incluso Withering Rooms.
Podremos combinar objetos y guardar partida libremente mediante buzones ubicados estratégicamente, aunque el juego también incluye autoguardado. A medida que avanzamos, Lana obtiene la habilidad de transformarse en un conejo, algo que cambia completamente en la que jugaremos. En su forma animal puede saltar más alto, correr con mayor velocidad y acceder a zonas inaccesibles, aunque será mucho más vulnerable. En cualquier momento podremos alternar entre ambas formas, algo esencial para resolver los puzles del entorno o avanzar por ciertos escenarios.
El sigilo es fundamental. Los llamados Cazadores patrullan el mapa y son letales. Cuando se acercan, el sonido de los latidos de Lana se intensifica, un detalle brillante y angustiante. Para sobrevivir, tendremos que escondernos bajo mesas o en huecos, evitar correr cerca de objetos que puedan caerse y, sobre todo, no hacer ruido para no delatarnos. También existen campanas repartidas por el mapa que permiten distraer a los enemigos y alejarlos de la zona.
No obstante hay momentos en los que los enemigos parecen quedarse vigilando más tiempo del necesario, complicando la huida en escenarios algo cerrados. No es un fallo grave, pero puede generar cierta frustración si queremos explorar con calma.
Aun así, Bye Sweet Carole logra algo que pocos títulos consiguen: mezclar mecánicas de sigilo, plataformas y resolución de acertijos con una fluidez natural, reforzando esa sensación de cuento retorcido donde todo puede pasar.
Gráficos y Sonido

Visualmente, Bye Sweet Carole es una auténtica joya. Cada fotograma parece pintado a mano, con una estética que evoca las películas de animación de los años 60 y 70 de Disney o las cintas de Don Bluth (El secreto de NIMH, Anastasia). La sensación de estar jugando dentro de una película es constante, y cada movimiento, cada gesto de los personajes, está lleno de vida y detalle. A esto hay que sumarle las cinemáticas cuidadas al detalle.
El contraste entre Bunny Hall, con su tono frío y enfermizo, y Corolla, el onírico reino lleno de colores paste, es fascinante. Esa dualidad entre lo etéreo y lo grotesco es, sin duda, uno de los mayores aciertos del título.
Las animaciones son suaves y expresivas, con una elegancia casi hipnótica. Hay momentos que parecen sacados directamente de una escena de Blancanieves y los siete enanitos, como cuando Lana corre aterrorizada por el bosque. Todo está cuidado al milímetro para mantener esa atmósfera de “cuento de hadas oscuro”.
En cuanto al sonido, el juego cuenta con un doblaje en inglés impecable, con acento británico que encaja perfectamente en su ambientación victoriana. La banda sonora alterna piezas de cuento de hadas con melodías más oscuras, sin una composición principal que destaque o que vaya a perdurar en nuestra memoria, pero acompañando siempre con acierto la emoción de cada escena.
Los efectos sonoros como el crujir de la madera o el viento colándose por rendijas aportan una inmersión sensorial que multiplica la tensión. Es de esos juegos donde, si juegas con auriculares, cada sonido te hace girar la cabeza.
Conclusión
Bye Sweet Carole es un cuento oscuro, una fábula animada que se atreve a mezclar dulzura y horror con una maestría pocas veces vista. Pese al errático comportamiento de la IA de los enemigos en ciertos momentos, el conjunto brilla con fuerza gracias a su increíble apartado artístico, su atmósfera de ensueño y un diseño de niveles que sabe mantenernos en vilo.
En definitiva, una pequeña obra de arte para quienes disfrutamos de los cuentos con moraleja oscura, los misterios que se cuecen a fuego lento y la belleza que esconde lo siniestro. Quienes se dejen atrapar por su mundo encontrarán una experiencia mágica y perturbadora a partes iguales.
