Análisis | Super Jagger Bomb 2: Go East

Una explosión de nostalgia entre precisión, caos y adrenalina.

En una industria donde la innovación suele mirar hacia adelante, algunos estudios prefieren mirar al pasado para rescatar fórmulas que en su día cautivaron a miles de jugadores, como es el caso de la secuela de Super Jagger Bomb del estudio con sede en Barcelona CheapeeSoft. En esta ocasión, el equipo ha apostado por gráficos en 2.5D para escribir una carta de amor dirigida a los más nostálgicos que crecieron sorteando enemigos y recogiendo bombas en los niveles imposibles de Mighty Bomb Jack. Aquella joya de Tecmo, lanzada en la segunda mitad de los años ochenta, marcó a toda una generación por su ritmo frenético, su colorida estética y su propuesta sencilla pero endiabladamente desafiante.

Consciente de ese legado, Super Jagger Bomb 2: Go East recoge el testigo de aquel héroe y lo reinterpreta desde un perfil moderno pero fiel y respetuoso con el original, con el fin de ofrecer una experiencia que no busca reinventar la receta, sino aderezarla, llevando al jugador a una serie de escenarios que combinan acción cronometrada, plataformas precisas y ese inconfundible aroma retro capaz de despertar recuerdos adormecidos en la memoria del jugador veterano.

Super Jagger Bomb 2: Go East nos invita a ponernos en el traje de un super héroe para luchar contra la amenaza que se cierne sobre algunos de los monumentos más emblemáticos del planeta. Desde el Coliseo Romano, el Monasterio de Petra en Jordania, las áridas estepas de Mongolia, pasando por los vibrantes y coloridos bazares de la india o las antiguas pagodas chinas. Todo con un objetivo claro, recoger las bombas antes de que el contador llegue a cero.

Aunque el juego carece de una historia compleja personajes memorables, su premisa sencilla funciona como hilo conductor para embarcarnos en una aventura dinámica donde el ritmo y la destreza dictan las reglas del juego.

Super Jagger Bomb 2 se define por una estructura lúdica que combina la inmediatez del arcade clásico con mecánicas modernas de precisión y movilidad aérea. El núcleo del juego reside en su esquema de control ágil pero, a veces, frustrante. Saltar, planear, descender  o aprovechar plataformas quebradizas serán algunas de las acciones fundamentales para recolectar las bombas en el orden preestablecido al iniciar el nivel, maximizando así la puntuación y evitando a la horda creciente de enemigos.

El reto se intensifica a medida vamos avanzando, de forma que a cada segundo que pasamos sin recoger ninguna bomba, aparecen nuevas amenazas que aumentarán el caos en pantalla, llegando a ponernos las cosas muy difíciles. Nuestro protagonista, a pesar de ser un super héroe, es vulnerable y cualquier contacto enemigo supondrá la muerte obligándonos a empezar de nuevo. Afortunadamente, las condiciones de cada nivel serán variadas ya que al inicio se ajustará de forma aleatoria las reglas del juego. A medida que vayamos completando niveles tendremos ocasión de superar una pantalla de bonus en la que el protagonista desciende en picado y nuestro objetivo será recolectar el máximo de explosivos posibles .

Como os comentaba, el vuelo es fundamental y la posibilidad de planear tras el salto transforma la experiencia en una constante coreografía aérea, donde cada movimiento debe ser medido con una exactitud casi milimétrica. En fases más avanzadas, esta mecánica se convierte en una espada de doble filo, pues la sensibilidad de los controles puede provocar errores tan injustos como frustrantes.

Por si fuera poco, el juego introduce una «escuela de vuelo» para conseguir una licencia que nos permitirá desbloquear otro personaje, Vegas. Esta opción permite a lo jugadores recién llegados familiarizarse con las mecánicas del juego recorriendo distintos escenarios decorados de forma improvisada mediante cartones.

Estéticamente, Super Jagger Bomb 2: Go East abraza una estética retro que, lejos de quedarse en lo meramente funcional, evoca aquella maravillosa era de los 8 y 16 bits. Su estilo visual en 2.5D, aunque sencillo, está cargado de personalidad, ofreciendo escenarios coloridos que recrean con encanto monumentos icónicos de todo el mundo. No necesita florituras ni complejidad técnica, su atractivo radica precisamente en ese soplo nostálgico que remite a los clásicos de las recreativas, donde cada píxel parecía tener alma. Puede que se eche en falta una mayor variedad de enemigos, pero esa limitación también forma parte de su homenaje a una era donde la repetición era parte del reto.

Donde el juego realmente logra destacar es en su apartado sonoro, profundamente enraizado en la cultura arcade. Las melodías beben del synthwave y el chiptune clásico, envolviendo la acción con una energía ochentera vibrante que activa tanto los reflejos como la nostalgia. Si bien no son temas que se graben a fuego en la memoria, funcionan perfectamente dentro de la estética del juego y refuerzan esa sensación de estar ante una cápsula del tiempo. Los efectos de sonido, por su parte, no brillan tanto y resultan algo repetitivos, pero incluso eso podría entenderse como parte de su fidelidad a una época donde lo limitado también era parte del encanto.

Por otro lado, mencionar que el juego permite añadir algunos efectos visuales desde el menú principal como scalines para darle ese toque nostálgico, hasta añadir sacudidas en pantalla.

Super Jagger Bomb 2: Go East es, en esencia, un homenaje sincero al arcade más puro, una experiencia que pone a prueba nuestros reflejos, paciencia y tolerancia a la frustración. Bajo su apariencia modesta se esconde un título con esencia, que si bien no busca innovar, sí ofrece un entretenimiento honesto para quienes buscan desafíos y superarse en las tablas de clasificación.

No puedo pasar por alto que el juego peca de unos controles muy sensibles, físicas imprecisas y un diseño de niveles que, si bien creativo en sus primeras etapas, tiende a volverse repetitivo en su tramo final. Sin embargo, hay algo hipnótico que te mantiene jugando una partida tras otra, ese impulso de superar tu propia marca, ese deseo de dominar el sistema de vuelo y alcanzar la perfección en cada pantalla.

Si te gusta el reto o los juegos que apuestan por la nostalgia y puedes pasar por alto algunos detalles, deberías echarle un ojo.