Una inmersión íntima en la lucha contra el olvido y el poder de la memoria
El próximo 5 de noviembre, los amantes de las narrativas y las experiencias inmersivas tendrán la ocasión de explorar Back Then, el esperado título del estudio portugués Octopus Embrace que nos sumerge en la experiencia íntima y compleja de vivir con Alzheimer. Cada vez más, los videojuegos se posicionan como un medio poderoso para explorar temas complejos y tabú, abriendo una puerta a realidades a menudo ignoradas y brindando a los jugadores la posibilidad de empatizar con quienes enfrentan estas difíciles experiencias.
En el reciente Día Mundial de la Salud Mental, celebrado el pasado 10 de octubre, reflexionamos en este artículo, sobre cómo títulos como In My Brain, Gris, o Lorelai están ayudando a visibilizar temas invisibles, capturando tanto las emociones de aquellos que lo padecen como el impacto en sus seres queridos. Estos títulos no solo abren un espacio para la sensibilización, sino que, a través de su jugabilidad, logran poner al jugador en contacto directo con la realidad de las personas afectadas, dándoles la oportunidad de comprender aspectos de la vida que en muchos casos no experimentarían de otra forma.
En este contexto, Back Then se destaca no solo por su capacidad para narrar una historia impactante, sino también por su diseño de juego único, que permite a los jugadores sentir en carne propia las dificultades y las frustraciones de Thomas Eilian, un hombre que ve su mente transformarse en un laberinto de recuerdos fragmentados. A continuación, exploraremos cómo esta propuesta utiliza mecánicas innovadoras, una narrativa íntima y un detallado diseño audiovisual para hacer del Alzheimer, una experiencia tangible y, al mismo tiempo, profundamente emotiva.
Una jugabilidad que emula el desafío de la memoria
Back Then ofrece una experiencia narrativa en primera persona en la que el jugador encarna a Thomas, un hombre que lucha por reconstruir fragmentos de su vida en medio de la confusión y el olvido. La jugabilidad del título se basa en la exploración minuciosa de una casa que representa no solo el espacio físico de Thomas, sino también el espacio emocional y mental donde sus recuerdos se fragmentan y pierden consistencia. La perspectiva en primera persona permite al jugador vivir cada momento de manera visceral, donde la limitación de estar en una silla de ruedas añade una dimensión de vulnerabilidad a la experiencia.
Los jugadores recorren las habitaciones de la casa y encuentran objetos, notas y fotografías, cada uno de los cuales es un vínculo a una memoria pasada. Estos elementos funcionan como piezas de un rompecabezas emocional que el jugador debe armar, tratando de entender quién fue Thomas, qué significó su vida y cómo se conectan los fragmentos de su historia personal. Los acertijos están diseñados para simular la confusión que caracteriza al Alzheimer, donde lo que parece evidente para el espectador resulta inalcanzable para quien lo vive, replicando la frustración y el desconcierto de perder la propia identidad.
Un viaje por las estaciones de la mente
En cuanto a la narrativa de Back Then no solo se presenta como una serie de eventos lineales, sino que toma forma a través de las estaciones del año, que actúan como metáforas del ciclo de la vida y del declive de la memoria. Durante el invierno, los recuerdos son más fríos y distantes, mientras que la primavera y el verano traen momentos de claridad y nostalgia, creando cierta armonía en la narrativa que intensifica la conexión emocional con el protagonista.
El juego profundiza en las relaciones familiares y en cómo el Alzheimer afecta no solo a quien lo padece, sino también a quienes le rodean. A través de monólogos internos y fragmentos de conversaciones de sus seres queridos, Back Then ilustra las tensiones emocionales que surgen cuando el núcleo de una familia se ve sacudido por el olvido. La narrativa, que podría describirse como introspectiva y poética, revela los pensamientos de Thomas, sus frustraciones, miedos y anhelos, permitiendo al jugador un acceso íntimo a los aspectos más dolorosos de la enfermedad.
El apartado audiovisual de Back Then complementa perfectamente la experiencia emocional del juego. Visualmente, cada rincón de la casa de Thomas es una representación de sus recuerdos y de su identidad, que se muestra de forma ambigua y desordenada, como si los recuerdos estuvieran a punto de desaparecer. Los tonos apagados y el uso de la luz evocan la pérdida de claridad mental y la nostalgia, sumergiendo al jugador en un ambiente que es a la vez familiar y extraño.
La música, por su parte, se emplea de forma delicada para enfatizar los momentos de descubrimiento y pérdida. Con tonos suaves y melancólicos, la partitura acompaña al jugador en su exploración, intensificando la tristeza y la fragilidad de la mente del protagonista. Este aspecto sonoro crea una atmósfera inmersiva, permitiendo que cada paso, cada objeto y cada voz evocada se sienta tangible y cargado de significado.
Una propuesta que trasciende el entretenimiento
El lanzamiento de Back Then para PlayStation marca un momento crucial para la industria, destacando el valor de los videojuegos como herramientas a la hora de explorar realidades complejas y desafiar las percepciones convencionales sobre el Alzheimer. Este título, que recibió el premio a Mejor Juego en los Premios PlayStation Talents de 2019, nos muestra que los videojuegos pueden, en ocasiones, ser algo más que entretenimiento y dar cabida a la empatía, la reflexión y la comprensión.
En Back Then, los jugadores no solo experimentan el desafío de resolver rompecabezas o encontrar pistas; también experimentan el peso de la pérdida de la memoria y la identidad. A través de esta experiencia, Octopus Embrace ha creado un homenaje a todos aquellos que luchan contra el Alzheimer, y a los seres queridos, quienes ven cómo sus recuerdos se desvanecen, pero mantienen vivos los lazos de afecto y la identidad compartida.
Back Then no es solo un juego; es una historia que sensibiliza, una experiencia que conecta y una invitación a reflexionar sobre lo que significa recordar, olvidar y, en última instancia, vivir. Este título se convierte en una carta de amor a la memoria, recordándonos a todos el valor incalculable de los momentos y las personas que dan forma a nuestras vidas.