Análisis | Mycelium Heaven

Cuando los zombis invaden el bosque, los hongos toman el mando.

El género de los puzles y la estrategia ha dado lugar a innumerables propuestas, pero pocas consiguen destacar con una identidad tan marcada como Mycelium Heaven. Esta original propuesta del estudio cordobés 3DGoblinDev, no solo ofrece un desafío intelectual, sino que lo hace con mecánicas innovadoras y una cautivadora estética que lo diferencian del resto.

A través de un tablero dinámico, el jugador toma el control de un hongo con la capacidad de propagarse y consumir energía en un bosque invadido por criaturas zombificadas. Esta combinación de elementos, donde la naturaleza y la descomposición encuentran un delicado equilibrio, da lugar a un sistema de juego estratégico en el que cada movimiento cuenta. Con una jugabilidad basada en la gestión de recursos y la planificación a largo plazo sin tutoriales ni pistas, Mycelium Heaven nos tendrá dándole a la sesera durante un buen rato. ¡Si quieres saber más sobre el juego no te pierdas el análisis!

En lugar de una historia convencional con personajes y diálogos, Mycelium Heaven plantea una premisa ambiental y conceptual: los bosques están invadidos por restos orgánicos en descomposición y criaturas zombificadas que amenazan. Nuestra misión como hongos es actuar como agentes de la naturaleza, descomponiendo estos residuos y restaurando el ecosistema. Esta premisa no se desarrolla mediante narrativas explícitas, sino que se transmite a través de la propia jugabilidad y el diseño de niveles, dejando que el jugador interprete el mundo a través de sus acciones.

El universo de Mycelium Heaven nos transporta a un bosque amenazado por la proliferación de criaturas no-muertas. El jugador tomando el papel de hongo con la capacidad de propagarse y consumir energía, se convertirá en la última esperanza del ecosistema. El objetivo es simple en concepto pero desafiante pues debemos consumir a los zombis esparcidos por el tablero, administrando con precisión nuestras tres unidades de energía para movernos, florecer o expandirnos. Consumir zombis o restos (brazos, torsos…) nos otorgará más energía, permitiéndonos ampliar nuestro alcance y adaptarnos a los obstáculos del entorno.

A medida que avanzamos, la dificultad irá in crescendo con la introducción de nuevos elementos que afectarán nuestra estrategia. Los zombis en movimiento, los tocones de árboles que facilitan la expansión y otras mecánicas emergentes nos obligarán a replantear cada movimiento en una evolución constante que mantiene el desafío y evita que el juego caiga en la monotonía.

Uno de los aspectos más interesantes de Mycelium Heaven es la ausencia de tutoriales. En lugar de interrumpir la experiencia con explicaciones extensas, el juego nos sumerge en su lógica a través del propio diseño de niveles. Aprenderemos sobre la marcha de manera intuitiva, experimentando con las mecánicas y descubriendo el mundo que nos rodea sin que nadie nos lo explique explícitamente. Esta es una opción que puede no gustar a todos los jugadores y es que en niveles avanzados puedes quedarte atascado, incluso los jugadores más jóvenes podrían llegar a frustarse.

El título también adopta un enfoque minimalista en su interfaz. En pantalla solo veremos la energía restante, las opciones de juego y el número de zombis necesarios para completar el nivel. Además, es posible deshacer movimientos, reiniciar el nivel o volver a la selección de niveles en cualquier momento con solo pulsar un botón. Sin embargo, la estructura de progresión es algo rígida, ya que los cuatro mundos disponibles solo pueden desbloquearse en orden. Esto significa que si nos atascamos en un nivel, no podemos avanzar hasta resolverlo, lo que puede, como os contaba,  puede resultar frustrante para algunos jugadores. Habría sido interesante contar con una opción para alternar entre distintos mundos desde el principio y en caso de no saber como resolver un nivel, poder continuar en otro escenario.

Visualmente, Mycelium Heaven destaca por su estilo minimalista y encantador. La paleta de colores varía en función de la estación representada, aportando dinamismo y diferenciando cada mundo con tonos y texturas low-poly. Los escenarios transmiten la sensación de estar en un ecosistema en constante transformación a través de la copas de los árboles meciéndose por el viento o las hojas cayendo, mientras que el diseño de los hongos y las criaturas zombificadas equilibra lo adorable con lo inquietante, dotando al juego de una identidad visual muy especial.

El apartado sonoro refuerza esta identidad con una banda sonora simpática y divertida, pero con ritmos pausados semejantes a la música de los dibujos animados, encajando perfectamente con la estética y el tono del juego.

Mycelium Heaven es una propuesta que se siente fresca y novedosa dentro del género de los puzles estratégicos. Su combinación de mecánicas, diseño de niveles inteligente y  atmósfera envolvente lo convierten en un juego recomendable para quienes disfrutan de los desafíos tácticos y la exploración creativa.

La ausencia de tutoriales puede resultar un obstáculo para algunos jugadores, especialmente cuando la dificultad aumenta y se introducen nuevas mecánicas sin una explicación clara. Si bien esto refuerza la sensación de descubrimiento, un pequeño tutorial inicial podría haber facilitado la adaptación en ciertos puntos del juego. En lo personal, esta decisión no me incomoda, pero es comprensible que un público más joven pueda encontrar ciertas partes del juego frustrantes.

A pesar de sus picos de dificultad en niveles avanzados y la falta de tutoriales, Mycelium Heaven consigue ofrecer una experiencia tan desafiante como gratificante, donde estrategia y naturaleza se entrelazan en una aventura inolvidable. Premia la paciencia y la planificación, invitando a los jugadores a explorar, experimentar y dominar sus mecánicas, consolidándose como una propuesta audaz que sin duda cautivará a los amantes de los desafíos mentales.